El joven Martín soporta con desgana el caluroso verano madrileño junto a sus padres, porteros de una finca del centro de la ciudad en la que viven. Un día llega al bloque Julia, una actriz que viene a pasar unos días al piso desocupado de una amiga. Ciertos acontecimientos, como la cura de las plantas que cuida Martín o la actuación como una sirena en televisión, hace que el niño se convenza de que Julia tiene poderes sobrenaturales.